LITERATURA Y DEPORTE EN CUBA


La literatura y el deporte son hijas indisolubles de la sociedad, forman una pareja inseparable en el interés humano y cada día en diversas partes del mundo una se auxilia de la otra para contar penas y glorias lo cual demuestran que andan juntas desde muy lejos.

ORIGENES

“… y, levantándose impetuosamente sin dejar el manto, tomó un disco mayor, más grueso y mucho más pesado que el que solían tirar los reacios, Hizole dar algunas vueltas, despidiólo del robusto brazo, y la piedra partió silbando y con tal ímpetu que loa reacios, ilustres navegantes que usan largos remos, se inclinaron al suelo. El disco, corriendo veloz desde que lo soltó la mano, pasó las señales de todos los tiros. Y Atenea, transfigurada en varón, puso la conveniente señal y así le dijo:

Así escribió Homero en uno de los fragmentos de La Odisea, que junto a la Iliada, constituyen las principales poesías épicas griegas, son los textos más antiguos que conoce la humanidad donde las hazañas deportivas quedan por primera reflejada en la literatura, mucho antes de que en Grecia se crearan los Juegos Olímpicos en el año 776 antes de nuestra era (a.n.e).

Los poemas de Homero, como lo que escribieron posteriormente Píndaro y Virgilio, son los antecedentes remotos de los vínculos deportivos y literarios de la humanidad que encontraron mayor presencia a partir de que el deporte moderno volvió a cobrar auge en la segunda mitad del siglo XIX, gracias a la labor precursora del francés Pierre de Freddy, Barón de Coubertein.

PLUMAS AL SERVICIO DEL DEPORTE

En Cuba la vida comienza a transformarse agitadamente a partir de los diversos sucesos que comenzaron con la Revolución Francesa primero y luego la que hubo en Haití y todas las luchas independentistas de la América Latina como parte de un proceso que hoy denominamos globalización.

En el siglo XIX el deporte cala hondo en la Isla, entonces colonia española, aparecen escritores que en mayor o menor profundidad abordan la presencia del deporte en su significado apara la sociedad.

Nos concentraremos en un pequeño grupo de ellos: José Martí, Nicolás Guillén, y José Lezama Lima, no los únicos, pero si tres de las voces más altas de la literatura y el periodismo cubano de todos los tiempos.

JOSE MARTI

Al Héroe Nacional (1853-1895), nada le fue ajeno, y todo aquello que embellecía la vida, o le causa preocupaciones ocupo parte de su genio creador en múltiples formas, pero sobre todo en su periodismo de punzante empaque que le permitió decir de manera justa y elegante todas las verdades por decir.

Pero, lo que más llamó la atención de Martí fue el aspecto corruptible del profesionalismo, los hombres convertidos en mercancía barata, llevado a esfuerzos extremos, como lo describe en su magistral crónica “Una pelea de premio”, aparecida el 17 de febrero de 1882 donde describe lo que sus ojos ven,

“Vuela la pluma, como ala, cuando ha de narrar cosas grandiosas; y va pesadamente, como ahora, cuando ha de dar cuenta de cosas brutales, vacías de hermosura y de nobleza. La pluma debiera ser inmaculada como las vírgenes. Se retuerce como esclava, se alza del papel como prófuga, y desmaya en las manos que la sustentan, como si fuera culpa contar la culpa”.

También al referirse al béisbol profesional, por los mismos motivos endurece su lenguaje. En una de sus crónicas desde Nueva York fechada en agosto de 1887, la crítica de José Martí no va dirigida al juego en sí, sino a la manera en que este sirve para el negocio de las apuestas al calificar al juego de «(…) desgraciado y monótono que perturba el juicio como todos los demás».

Pero también en el Maestro está presente lo positivo que significa la práctica deportiva sobre todo porque él seguramente no estaba ajeno a los múltiples esfuerzos del Barón de Coubertein en la idea de fomentar un movimiento deportivo moderno con la práctica sistemática de la educación física y de deportes individuales y colectivos.

Y escribe acerca de una competencia universitaria: «(…) Ya han pasado las regatas entre estas y aquellas clases de unos y otros colegios; que la mente ha de ser bien nutrida, pero se ha de ver de dar, con el desarrollo del cuerpo, buena casa a la mente (…) No se ha visto palacio bien seguro sobre cimientos de arena».

En la obra periodística de José Martí existen otras referencias al deporte, pero no así en su poesía, al menos que conozcamos, pero su prosa es poética y le permite engalanar con belleza sus ideas acerca de esta actividad.

NICOLAS GUILLEN

En orden generacional está el camagüeyano Nicolás Guillén, (1902-1989), inspirado en lo mejor de la literatura del Siglo de Oro español lo unió a su talento hasta convertirse en voz de su pueblo, por lo que con justicia es reconocido como el Poeta Nacional.

Contrario a lo que tal se piense, el deporte en Guillén está allá por los años 1920, en que siendo redactor de el periódico El Camagüeyano asume una sección dedicada a los anunciantes de la ciudad, y que él con mano maestra le da un toque especial al combinar cada publicidad con hechos de actualidad nacional e internacionales donde personalidades e imágenes del quehacer deportivo son utilizados una y otra vez por él .

José Raúl Capablanca a la sazón campeón mundial de ajedrez, y el lanzador Adolfo Luque, quien también hacia época en el béisbol de las llamadas Grandes Ligas de los Estados Unidos aparecen en esa sección en la cual Guillén jamás firmó con su nombre y si con el seudónimo del Itinerante. De esta zona literaria del Poeta nacional, Jesús David Curbelo ha escrito: “… la existencia de una zona colindante con la prosa pragmática así como las formas tradicionales del verso, todo ello conjugado en algo muy serio que todos nuestros coetáneos, deben leer”.

En pequeña Oda a un boxeador Negro, dedicada Eligio Sardiñas, Kid Chocolate comienza su etapa de compromiso social y escribe:

Tus guantes

puestos en la punta de tu cuerpo de ardilla,

y el punch de tu sonrisa.

Quizás menos conocidas en su rico quehacer literario, se aprecian las décimas que solía disparar con fina expresión zumbona en la década de los años 40 en el periódico Hoy contra el desgobierno auténtico de Carlos Prío Socarras, es aquí un ejemplo:

/El porvenir es oscuro/ para el Pitcher Nacional,

/que la está pasando muy mal

/ pues lo fonguean muy duro.

/Su control es inseguro,/ sus curvas ineficaces.

/¡Mira Carlos, lo que haces,

/(le grita el pueblo azorado)

/recién el juego ha empezado,

/no hay out, y hay tres en bases/.

Luego a mediados de los años 50 publicaría “La paloma de vuelo popular”, y con él aparecería la magistral elegía “Deportes”:

“¿Qué sé yo de boxeo

/ yo, que confundo el jab con el upper cut?,

Y desde luego sabía mucho de boxeo, de ajedrez y béisbol aquel poeta, que ponía junto a Jack Johnson, George Carpentier o Sam Langford a los suyos, Kid Chocolate, Esteban Gallard, (Kid Charol) o Eladio Valdés, (Black Bill), qué afirmaría que Cuba era una lágrima, y que confesaría su fervor por la poesía de Rubén Darío y por el lanzador José de la Caridad Méndez, el “Diamante negro”, nombres sin pólvora y sin sangre.

El deporte, en Nicolás Guillén, es una vía para que el pueblo reafirme sus gustos, costumbres; viva las pasiones y anhelos individuales y colectivos, así lo vio él cuando dijo: “…Pienso que lejos de estar reñida esta con aquel, hay en un estadio, en un ring, en un diamante beisbolero, en un court de tenis muchísima belleza digna de ser expresada líricamente…”.

JOSE LEZAMA LIMA

Quizás de se piense que no haya aportado nada a esta rara simbiosis literatura – deporte es de José lezama Lima, a quienes muchos lo ven en un pináculo tan alto que creen imposible que ese habanero (1910-1976), haya dedicado parte de sus horas de creación a las acciones del músculo.

Pero, aunque parezca raro, utilizó su prosa inteligente y sabía para expresar sus ideas como lo fue en el libro de ensayos Tratados en La Habana, 1958; donde con el halo poético que le caracterizó regala nos muestra de su pensamiento al sugerir lo que pudiera ser un juego de pelota siglos mediante y entonces aparecen “… nueve hombres en acecho de la bola de cristal irrompible…”.

Hacia en 1960 en el suplemento “Lunes de Revolución” Lezama Lima realiza otra entrega ensayística propia de su genio “Alfonso X el sabio y Capablanca” donde su cultura vuela y las palabras parecen llegar desde tiempos remotos, en que Alfonso X estaba tentado a introducir cambios en el juego de ajedrez y Capablanca intentando ampliar el tablero e introducir nuevas figuras ante la intuición o presentimiento divino de que la actual configuración más tarde o temprano inundaría los caminos de la creación ajedrecística, por cierto años después la misma percepción agotadora de senderos trillados la tendría Robert James Fischer, y al parecer los tres no estaban equivocados del todo.

EPILOGO

El deporte es parte del alma de la nación cubana, porque muchos de sus fundadores ejercitaron el músculo y la mente; Carlos Manuel de Céspedes e Ignacio Agramonte, entre otros por lo que en la obra literaria y artística de los hombres y mujeres del país este elemento no podía estar ausente comprobado con este breve botón de muestra.

Es cierto que entre los años ´60 y ´90 del pasado Siglo XX se produjo un silencio en la producción literaria y periodística de las principales figuras de las letras cubanas, afortunadamente comenzó una nueva etapa, donde se observan a varios escritores poner énfasis en la cultura física dentro su zona creativa, que consideramos aún insuficiente, pero factible de ser ampliada, y en la cual los periodistas e historiadores pueden poner su granito de arena a este inmenso mar de la literatura deportiva.

La literatura y el deporte son hijas indisolubles de la sociedad, forman una pareja inseparable en el interés humano y cada día en diversas partes del mundo una se auxilia de la otra para contar penas y glorias lo cual demuestran que andan juntas desde muy lejos.

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