Apenas poco más de un mes de la clarinada dada en La Demajagua el 10 de octubre de 1868, el joven abogado Ignacio Agramonte y Loynaz se incorporaría a la lucha armada por la independencia de Cuba.
Just over a month after the clarion given in the Demajagua the October 10, 1868, the young lawyer Ignacio Agramonte would join the armed struggle for the independence of Cuba.
El 11 de noviembre el patriota camagüeyano se alzaría en el ingenio “El Oriente” al este de la ciudad de Camagüey, en las cercanías de la localidad de Sibanicú, luego del levantamiento de Las Clavellinas, cuando había quedado a cargo en la villa principeña del aseguramiento del movimiento revolucionario.
Desde sus inicios en el campo mambí Agramonte dio muestra de sus dotes político-militar y el primero de esos grandes servicios tuvo lugar en la reunión del paradero de “Las Minas” cuando enfrenta a los traidores: “Acaben de una vez los cabildeos, las torpes dilaciones, las demandas que humillan: Cuba no tiene más camino que conquistar su redención, arrancándosela a España por la fuerza de las armas.”
En abril de 1869 es nombrado Mayor General, jefe de la División de Camagüey y allí organiza los primeros talleres y fábricas donde se reparan y elaboran los medios necesarios para las fuerzas insurrectas.
Junto a ello comanda importantes acciones como “Ceja de Altagracia”, y el ataque a Puerto Príncipe, unido a intensas lecturas históricas y militares, y del aprendizaje en el uso del machete que enseñara Máximo Gómez a los cubanos, le valió para organizar una caballería que adaptada a las características del terreno basado en el método irregular de lucha para compensar las desventajas frente a un enemigo, muy superior en fuerzas, medios y recursos se hizo célebre por la efectividad en el combate
La entrada a la guerra de Ignacio Agramonte significó una contribución importante al desarrollo y consolidación del naciente Ejercito Libertador y del arte militar cubano.