Una nueva contra Coubertein


Boxeo profesional

Considerado como deporte de todos los tiempos la historia y desarrollo del boxeo se remonta a casi CINCO milenios, con una rápida popularización mundial llegando hasta ésta época.

La información actualizada interesa a la afición  cubana y de otros confines del planeta y causo impacto entre los especialistas la idea presentada por el actual presidente de la Asociación Internacional de Boxeo Amateur, el taiwanes  Chiu –Kuo-Wu de eliminar la utilización del protector de cabeza en los eventos entre aficionados a partir de la venidera cita olímpica de Londres.

Desde hace más de 30 años esta medida tuvo como objetivo humanizar, si la palabra es posible, este deporte, centro de críticas por todas partes por la rudeza de su práctica y de las secuelas físicas y morales que sufren los atletas al recibir castigo en esa parte de la anatomía.

Sin embargo, resulta contradictoria tal medida y solo tiene comprensión a partir del rumbo que tomo el movimiento deportivo internacional en los últimos 30 años, luego de efectuado el Congreso Olímpico en la ciudad alemana de Baden Baden, donde se santifico la frase de que a las citas estivales debían asistir los mejores deportistas.

Desde entonces el profesionalismo tuvo patente de corzo para irrumpir sin ningún tipo de tapujos en el deporte y socavar conciencias, corromper almas, cambiando la filosofía que animó por casi un siglo el deporte, basado en que lo más importante era competir.

En las décadas más recientes los “coqueteos” de la copula del boxeo de aficionados con las mafias que imperan en el profesionalismo  han sido múltiples, entre ellas la escandalosa autorización al pugilismo entre mujeres, que sin restar un ápice a los derechos femeninos que en nuestro país están bien refrendados, constituye un vergonzoso espectáculo, alejado de todo sentido de civilización y de la condición de creadoras de vida humana.

Con relación a los efectos nocivos del boxeo profesional  es preciso señalar que suman más de 600 las víctimas fatales en combates, y miles los que sufren a escala universal de diversas enfermedades provocadas por las peleas de premio.

Entre los fallecimientos de extranjeros se recuerda el sufrido por el  ex campeón mundial interino de la Asociación Mundial de Boxeo, (AMB), el venezolano Carlos Barreto, a consecuencia de los golpes recibidos en un combate ante su compatriota José Luis Valbuena en octubre de 1999.

Anteriormente había recibido también una fuerte golpiza  ante el  mexicano Néstor Garza en Las Vegas, Nevada y en su siguiente salida al cuadrilátero perdió la existencia por los golpes recibidos en la cabeza.

Otro hecho ocurrió años atrás exactamente el 24 de marzo de 1962 cuando millones de personas a través de la televisión y otros  ocho mil espectadores en el Madison Square Garden,  fueron testigos de un crimen sobre el cuadrilátero.

Esa noche se enfrentaron el cubano Benny “Kid” Paret contra Emilie Griffith, en pelea revancha en busca de la corona mundial de los pesos Welter.

El cubano, más titular mediático que por la verdadera calidad que tenía, era manejado por quienes controlan el mundillo del pugilismo rentado en los Estados Unidos y llevado a una carnicería porque anteriormente el nueve de diciembre de 1961 sostuvo un combate contra Gene Fullmer en la división mediano quien lo aventajo con amplitud  luego de lo cual comenzó a padecer de fuertes dolores de cabeza.

Sin embargo eso no fue dificultad alguna para enfrentarlo menos de tres meses después a Griffith, quien fue una tromba sobre el indefenso pugilista antillano quien en el asalto 14 recibió alrededor de 20 impactos en la cabeza que lo condujeron a un estado de coma del cual no saldría hasta el tres de abril de ese propio año en que falleció.

Estos son apenas dos  ejemplos dentro de una amalgama de sucesos ocurridos en el cuadrilátero profesional durante muchísimos años.

Durante la XXXV  Asamblea Médica Mundial celebrada en la ciudad italiana de Venecia, en  octubre de 1983 ya se especificaba que: «El boxeo es un deporte peligroso. A diferencia de otros deportes, la intensión básica del boxeador es producir daño corporal a su adversario. El boxeo puede provocar la muerte y provoca una incidencia alarmante de lesión cerebral crónica. Por esta razón, la Asociación Médica Mundial recomienda que el boxeo sea prohibido».

Y más adelante señalaba el informe: “Mientras no se alcance esta meta, deben aplicarse al boxeo entre otras las siguientes recomendaciones:   “… se autorice al médico encargado de la supervisión médica de los combates a interrumpir cualquier encuentro, en cualquier momento, con el objeto de examinar a un contendiente y, si fuera necesario, suspender el combate que pudiera, en su opinión, redundar en una lesión grave para algunos de los contrincantes…, que no autoricen ningún combate, entre profesionales o aficionados…, pedir a todas las autoridades del boxeo que hagan obligatorio el uso de dispositivos de seguridad…, y que mejoren, reglamenten y hagan estrictamente obligatorio el examen médico de los boxeadores…”.

Por ello la idea del actual presidente de la AIBA resulta descabellada, absurda e hipócrita, por que el verdadero objetivo de ella es acercar un poco más el boxeo aficionado al profesionalismo, o lo que es igual, acercar el dinero a sus bolsillos.

Los Juegos Olímpicos de Londres están a la vuelta de un año, veremos que decisión toman  los señores del COI, si desestiman la propuesta saliy, Barón de Coubertein, se vuelve a revolver en sus cenizas ante tanta afrenta al deporte.

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